EL DOLOR COMO FUENTE DE DESARROLLO HUMANO E INSPIRACION PERSONAL Y SOCIAL
BRAUNY BOGANTES ARIAS
“Cuando alguien trae dolor, entre nosotros hay dolor”
Claudio Rud (2004, pág. 131)
UNA APROXIMACIÓN
Este es un trabajo que pretende abordar el tema del dolor humano. El dolor como
sentimiento que nos hace sentirnos débiles, amenazados, vulnerables, endebles, tristes,
ansiosos, culpables, con miedo, desconcertados, sin ánimo, sin energía, sin metas, sin
aspiraciones, sin esperanzas o hasta con ganas de morir o de desaparecer. Es el dolor que
está presente en lo cotidiano en lo que nos sucede cada día, es el dolor que está ahí
donde menos lo esperamos o donde él quiere y que puede tener distintas magnitudes. Y lo
cotidiano es eso: lo que simplemente llega en cualquier momento, lo que sucede siempre
porque así es.
Es indudable que el dolor vive con nosotros. Duele el alma, duele el corazón, duele el
cuerpo, duele la vida, duele el amor, duele lo que pienso, duele lo que siento, duele lo que
hago, duele lo que alguien me hizo o no hizo…duele…duele…
Pero el dolor es una oportunidad grandiosa siempre. Y siempre nos estimula a algo. A
seguir postrados lamentándonos o a levantarnos; a estar inertes o a darnos cuenta de que
estamos vivos e inspirarnos. El dolor produce cambios fisiológicos y psicológicos,
personales, sociales y políticos. Y como cambio, puede traer acciones positivas o
negativas. Depende de la actitud con la que lo miremos, con la que lo pensemos, lo
sintamos o lo valoremos.
La partida o muerte de una persona, un accidente, una enfermedad, una frustración,
una meta o deseo no cumplido, una decepción, un amor no correspondido, una catástrofe
natural, una elección, una mirada, un recuerdo, una imagen, una lectura, una palabra… ahí
está el dolor. El dolor se presenta por múltiples razones o situaciones que nos acontecen.
Cuando el dolor se identifica con el fracaso o con la imposibilidad de continuar aspirando al
desarrollo de mis potencialidades y de ser mejor, se presentan momentos difíciles que
obstaculizan el crecimiento desde una visión amplia de la vida.
ALGUNAS PRESUNCIONES:
– el dolor es un sentimiento o estado corporal y mental, que tiene su propia razón de existencia, su propia esencia, sus propias características.
– puede ser ocasionado por situaciones de muy diverso origen como una enfermedad, decepción y puede producir sentimientos igualmente diversos como tristeza, angustia, depresión, odio o miedo.
– el dolor existe en las personas y por lo mismo se puede extender a grupos, organizaciones, instituciones y hasta a países enteros.
– el dolor tiene siempre un origen o causa, aunque a veces sea desconocido.
– el dolor contiene siempre una energía intrínseca que puede ser transformada positivamente.
– el dolor puede tener un origen objetivo o subjetivo y también reacciones objetivas y subjetivas.
– la inspiración se obstruye cuando el dolor permanece.
– el dolor permite conocerse desde adentro, en lo más profundo, y descubrir
potencialidades que no han aflorado y prepara para la inspiración cuando dejo que el flujo natural de energía trascienda.
– hay una fuerte relación entre el dolor y la inspiración con la congruencia, aceptación y empatía, así como con la tendencia actualizante y la formativa de Carl Rogers, que nos prepara hacia mejores horizontes de la vida.
– el sufrimiento es una forma que va más allá del dolor, trasciende el dolor. Así puedo convertir el dolor en sufrimiento o en inspiración, según sea mi actitud.
– Si me inspiro estoy vivo, si vivo puedo sentir el dolor, si puedo sentir el dolor puedo morir, si puedo morir puedo nacer, si puedo nacer puedo sentir el dolor, si puedo sentir el dolor puedo inspirarme.
DESDE EL ENFOQUE CENTRADO EN LA PERSONA
Parto del punto de vista que el enfoque centrado en la persona tiene la inmensa riqueza
de que no sólo ayuda a que las personas resuelvan problemas o situaciones específicas de
sus vidas, sino que abre múltiples puertas para cambiar la concepción de la vida y la forma
en que se lleva la vida, la forma en que se vive. En fin, prepara para la vida. Desde este
ángulo, Brazier (1997, pàg. 17), señala que:
“Carl Rogers fue un profeta de aproximación personal a la vida. Las fuerzas de
la modernidad generalmente han buscado reducir las personas a unidades.
Vivimos en sociedades de masas en las que la burocracia fácilmente puede
parecer la forma más racional y justa de organizar la vida. Pero en esta
estructura crecientemente de reglas y procedimientos, la persona se pierde y
se suprimen las cualidades que le hace diferente de las máquinas. El “ello”
triunfa sobre el “I and Thou” (yo-tu).
Esa es la excelencia o virtud del enfoque centrado en la persona. Es en esa
aproximación personal a la vida, que puedo conscientemente reconocer y aceptar el dolor
e inspirarme para encontrar caminos llenos de flores. Porque el enfoque centrado en la
persona no me quita nada, nada en absoluto. Y con ello puedo descubrir el potencial que
tengo para crecer como ser vivo en el universo, a pesar del dolor. Precisamente, Rogers
(1980 pág.1) señala:
“No es que este enfoque de poder a la persona; es que nunca se lo quita”.
Puede ser sorprendente que este punto de partida aparentemente tan inocente
pueda ser verdaderamente revolucionario por sus implicaciones. Él es, sin
embargo, el tema central de lo que he escrito. Me he esforzado por dar
ejemplos -tanto de anécdotas como de investigación- para ilustrar la fuerza
del enfoque centrado en la persona. Esta manera de hacer las cosas cambia la
naturaleza misma de la psicoterapia, del matrimonio, de la administración y
aún de la política”.
Con la tan sencilla, y por eso maravillosa afirmación de Rogers, de “no quitarle nada a
la persona” tenemos la oportunidad de interactuar con la profundidad de tal expresión. La
sociedad actual (las personas, los grupos, las organizaciones, las empresas y los
gobiernos) le quita mucho a las personas, las deshace, las avasalla, las extermina. Y, muy
especialmente, el poder polìtico se especializa en ello (es lo que enfatiza también Brazier
en el párrafo anterior). Y ello causa mucho dolor. Siguiendo en este camino, Rogers ( 1975
pág. 52), haciendo alusiones a las vivencias que Víctor Frankl tuvo en los campos de
concentración, señala que:
“A un hombre puede quitársele todo menos una cosa: la última de las
libertades humanas, la de elegir la propia actitud en cualquier conjunto dado de circunstancias, el propio camino. La libertad que he observado es interior, subjetiva, existencial”.
Todo el planteamiento de Rogers nos guía a evidenciar el poder que tiene la persona
para vencer en sí misma, y ante cualquier dolor, incluyendo el más profundo como puede
ser el de la pérdida de la libertad, el de la muerte o cualquier otro. Si tan sólo no le
quitáramos nada a las personas, si tan sólo dejáramos ser a las personas ellas mismas,
sin tan sólo existiera el respeto y la incondicionalidad, cuanto diferente sería el mundo y
cuánto diferente serían las personas que viven en él.
Desde la aceptación, la congruencia y la empatía como planteamientos básicos de
Rogers, hay caminos para reponernos del dolor y saltar unitariamente hacia la plenitud y
el desarrollo humano. Así entonces, la aceptación me permite “entrar” a mi dolor,
conocerlo, vivenciarlo y concientizarlo. El dolor de no aceptar, mientras tanto nos cierra
caminos e impide la conexión con momentos de inspiración, a partir del dolor mismo, que
están ahí esperándonos. El dolor siempre incita al cambio y nuestra actitud hacia el
cambio posibilita una mejor visión de la vida, de mi vida en relación con los demás, en
relación con las cosas más importantes y menos importantes, con todas esas cosas en la
que estoy presente.
Como señala Rogers ( 1987, pág. 61): “la aceptación, el cariño o el aprecio (o lo que yo denomino visión incondicionalmente positiva), crea un clima favorable al cambio”.
Cambio que llega mejor cuando acepto lo que me sucede como una predisposición a actuar con una nueva visión, con una nueva actitud que me refuerza en mi condición de persona y que me puede lanzar hacia caminos otrora vedados. Cambio que unido a la conciencia de mi existencia, adquieren una fuerza incomparable. Rogers (1987, pág. 60), señala que,”en la tendencia formativa que existe en el universo, se origina el comportamiento constructivo del ser humano como una gran totalidad”, y que “dicha tendencia hacia la unidad en y con el universo puede ser observada en distintos niveles de vida (Rogers, 1978, pág. 26)”. Es desde la tendencia formativa donde la tendencia actualizante adquiere su fuerza (definida “como lo que hace que un organismo funcione” según dice Rogers, 1987, pág. 64) y es desde allí en donde puedo “vencer al dolor” o cuando menos superarlo.
Porque el dolor puede construir o destruir, según así yo lo decida (o también según otro lo
quiera si yo lo permito). Todo mi potencial creador, toda mi fuerza y energía sólo puede
ser destruida si se destruye mi organismo. La tendencia actualizante está allí siempre en
mi existencia, en mi vida. . El dolor vive y está allí esperando por nuestra energía que
nace de la interconectividad del universo. ¿Cuánto podemos recoger de la direccionalidad
que tiene el universo hacia la unidad para reforzar la fe, y recuperar energía y fuerza?
Podemos nutrirnos de esa interdependencia de todo cuanto existe. En este punto, quisiera
mencionar el siguiente párrafo de mi amigo querido de Argentina, Claudio Rud, cuando en
su obra última “Entre Metáforas y Caos” (2004, pág. 150), señala a este respecto:
“El universo es visto como un tejido dinámico de eventos interrelacionados.
Ninguna de las propiedades de cualquiera de las partes de este tejido es
fundamental; ellas suministran todas las propiedades a las demás partes, y la
consistencia general de sus interrelaciones mutuas determina la estructura del
tejido en su conjunto”.
EL DOLOR, LA INSPIRACION Y LA CONCIENCIA
Es así, que el dolor, a partir de la comprensión de la tendencia formativa y de la
tendencia actualizante, tal cual las expone Rogers, son un recurso hacia la inspiración.
Inspiración que subyace, permanece y nace desde la comprensión y conciencia que
tengamos del universo mismo en el que vivimos. Universo que es dialéctico e interactivo
con nosotros mismos. Rogers (1987, pág. 71) señala algo todavía más importante, la
tendencia formativa no se presenta en el ser humano porque se tenga o no conciencia,
sino que es ella en sí misma. Sin embargo (Bogantes, 1993, pág. 60), a través de la
conciencia nos podemos dar cuenta de lo que nos pasa, de lo que estamos viviendo, del
proceso que vivimos y así optar por el crecimiento o el estancamiento en el dolor. La
conciencia así entonces ocupa un lugar especial. Significa que podemos estar abiertos a la
experiencia y ser amigos de ella, tal y como señala otro muy apreciado amigo Tomeu
Barceló (2004, pág. 45) a quien fue una linda sorpresa descubrir en el Encuentro en Costa
Rica en 1999:
“Estar abiertos a la experiencia significa querer vivir nuevas situaciones y
realidades, estar a atentos a las comunicaciones de las demás personas, a las
sensaciones del entorno y a las experiencias de sí mismo. Todo forma parte
de la propia experiencia subjetiva. En realidad se trata de ser amigos de
nuestra propia experiencia”.
Por otro lado, me interesa hacer hincapié también que cuando no niego el dolor y su
presencia, cuando no lo escondo, cuando me manifiesto tal cual él es, existe y llega,
cuando no engaño a mis sentimientos y cuando lo puedo expresar libremente, el dolor se
convierte en un aliado para vivir y no para morir; para renacer y no para estancarme; para
levantarme y no para caer.
La congruencia es, entonces, esencial para conectarme con el dolor y su fuerza pero
igualmente para salir de él triunfante. Es el triunfo de asumir la vida en toda su
complejidad y simplicidad.
ES EMPATICO EL DOLOR?
Pero, además, será que el dolor es empático? En mi criterio, lo es. El dolor requiere ser
escuchado. El dolor tiene su mensaje, siempre allí presente, y que puedo o no llevar a mi
conciencia. El dolor tiene su propia comprensión en su energía que llega y toca al cuerpo,
a la mente, a los sentimientos, al espíritu, al organismo todo. Y cuando puedo conocer el
dolor desde su propia empatía, participo de un proceso único, personal, humano y
poderoso.
Es un proceso de comprensión en el que el dolor necesita ser recibido para
fortalecernos (viendo oportunidades y no amenazas). Es el proceso que está presente
cuando me animo a considerar las distintas circunstancias en las que el dolor llegó,
cuando las apreciaciones personales y mis conclusiones prevalecen sobre las de los demás
(sin dejar de tomarlas en cuenta), cuando puedo hacer un esfuerzo especial por escuchar
el mensaje del dolor, cuando no me aíslo sino integro y comparto, en fin cuando escucho
al dolor. Dice Ken Wilber (1988, pág. 114):
“El movimiento del descenso y descubrimiento empieza en cuanto uno se
siente conscientemente insatisfecho con la vida. Al contrario de lo que opinan
la mayoría de los profesionales, esta torturante insatisfacción con la vida no
es un signo de enfermedad mental, ni un indicio de inadaptación social, ni un
trastorno de carácter…Cuando una persona comienza a experimentar el
sufrimiento de la vida, empieza al mismo tiempo a tener conciencia de
realidades más profundas y válidas…El sufrimiento señala el principio de la
intuición creativa…”
Es como el “exorcismo” del dolor lo que hace Wilber en el pensamiento anterior.
Para los efectos de este trabajo, y de acuerdo a mi propuesta, cuando él habla de
“sufrimiento” yo hablo de “dolor”. Wilber presenta el dolor como el paso para llegar a
caminos antes nunca recorridos y que traen enseñanzas hermosas. El dolor no es el
fin, es el principio. Pero es el principio porque algo acabó. Entonces puede ser
principio y fin a la vez. Tiene que ver con el nacer y morir. Y el nacer o re-nacer está
muy relacionado con la inspiración. Inspiración hacia reír, hacia cantar, hacia pensar,
hacia escribir, hacia transformar, hacia cambiar, hacia sentir diferente, hacia mirar
oportunidades donde hay amenazas.
DEFINIENDO LA INSPIRACION:
La inspiración es un estado físico, mental, espiritual y emocional que funciona como una
totalidad que nos eleva a un nivel especial en el cual podemos trascender hacia el
bienestar personal, humano y social. La inspiración es como una luz que ilumina desde
adentro y hacia fuera. Es un momento único que tiene su propia fuerza y energía. Que
aparece de repente y cuando las condiciones están dadas. Nos provee caminos,
respuestas, pensamientos, sentimientos, instantes hermosos para la reflexión, vitalidad,
agudeza mental o simplemente nos conecta con la autenticidad profunda en su plena
autonomía y libertad. Nos conecta con una realidad diferente a la que convencionalmente
conocemos.
La inspiración nace dentro de mí mismo. En mi organismo que vive en la eterna
esperanza de una vida mejor. Aparece en el momento en que puedo establecer un contacto
esencial con mi existencia. Y puede ser producida por múltiples circunstancias individuales
o combinadas como el amor, la música, el arte, la lectura, la meditación, el ejercicio físico,
una ilusión, una esperanza, la fe, el creer o hasta un conflicto o el dolor.
La inspiración nos trae muchos beneficios. Hay un aprovechamiento maximizado de mi
potencial, de mi fuerza y poder, de mi energía. El liberar energía me hace sentirme
eufórico y feliz, capaz de resolver situaciones o problemas que se presentaban como muy
difíciles o imposibles. Es una experiencia cumbre en la que el tiempo casi no existe al
tocar con otras dimensiones a las que podemos tener acceso en nuestra apertura. La
inspiración nos abre a la vida, creando condiciones para contemplarla, sentirla, vivirla con
caminos y posturas diferentes que nos reavivan el espíritu en el cambio y la creatividad.
Desde este punto de vista, puede implicar correr riesgos y desafíos que tocan la puerta.
DEL DOLOR HACIA LA INSPIRACIÓN: UN CAMINO A MANERA DE EXPLORACION:
Estos son algunos pasos que considero se pueden tomar en cuenta para pasar del dolor
a la inspiración. Todo con base en mi investigación, experiencia, vivencias y conocimientos
pero especialmente con mi inspiración.
1- Reconocer que el dolor llegó, que está presente, que tiene un “nombre” o identidad
aunque sea extraño y no nos guste.
2- Revisar mi cercanía o lejanía con el dolor. Cuál ha sido mi participación. Cuanto le
conozco.
3- Sentir la magnitud del dolor en toda su intensidad, sin reprimirlo, dejándolo que se
exprese él mismo, tal y como es, sin interferencias.
4- Establecer la interacción del dolor con mi “yoicidad”, con lo que yo soy, con lo que
pienso, con lo que siento y con la forma en que estoy actuando.
5- Permitir que vuele mi imaginación para sobreponerme a las consecuencias del dolor.
Es intentar un poco la conexión con la unicidad universal a la que pertenecemos
indefectiblemente. Es una imaginación creativa que suelta mi pensamiento para
sentirme con fuerza y poder para superar obstáculos.
6- Permitir que pueda establecer una conexión intensa con lo más profundo de mí
mismo, de tal manera que pueda descubrir deseos, intenciones, ideas, sueños,
cambios o momentos que simplemente están esperando su oportunidad.
7- Animarse a actuar conforme esa propia conexión con nuestras profundidades dulces,
sublimes, sagradas y llenas de su propia libertad, aunque a veces encadenadas por
nuestra propia energía negativa. Es liberarse para vivir nuevamente.
8- Explorar nuevas actitudes para expresarme a partir del dolor que me da energía y
una nueva forma de respirar. Que me hace reconocer que algo comienza con el fin,
que algo nace con la muerte. Que morimos y nacemos muchas veces en la vida. Que
podemos recuperar lo que se creía perdido.
9- La música, la poesía, la literatura, la contemplación o contacto con la naturaleza, el
ejercicio, la meditación son ejemplos de algunos caminos en los que se puede
explorar para trascender el dolor aprovechando su propia energía y su mensaje
esencial y así llegar a la inspiración.
DEL DOLOR A LA INSPIRACIÓN: LA POESÍA UN CAMINO
“Estoy aquí otra vez
para subrayar con mi sangre
la tragedia del mundo,
el dolor de la tierra,
para gritar con mi carne:
Ese dolor es mío también (…)
Lo primero fue el barro…
¡la consciencia del llanto!
¡el dolor de la tierra! (…)
Dios es el llanto de los hombres (…)
Toda la luz de la tierra
la verá un día el hombre
por la ventana de una lágrima…
León Felipe, Nueva Antología rota (García-Monge, 1998, pág. 120)
UN SILENCIO QUE CANTA
(el dolor desde el silencio)
Es un silencio que grita
con el cuerpo abierto
cristalino
desde el corazón
envuelto en coraje
para escuchar
al aparecer y desaparecer
Es un silencio
que nace
al morir
y que se escucha
eternamente
para decir aquellas palabras
que no existen
Es un silencio
que penetra
en la búsqueda
de aquello que es encontrado
en la nada
al volver y regresar
sin ir ni venir
Es un silencio
que respira
desde la piel
el gran tiempo
de alegría y luz
con el dolor
hermano
que alienta
la vida
Es un silencio
que fluye
en su significado propio
que no huye
que expresa
su propia energía
expansiva
desde aquel lugar
desde aquel tiempo
ahora
en las entrañas
para llegar
a la vida
en fuga
libre
Es un silencio
que canta
y no calla nada
porque estoy presente
Brauny Bogantes
TODO CUANTO EXISTE
(desde la tendencia formativa hacia la inspiración)
Todo cuanto existe
Es tuyo
Todo cuanto existe
Es la unidad
Todo cuanto existe
Lo puedes cambiar
Y todo lo que pienses, sientes y haces
Es para ti mismo
Brauny Bogantes
CON LA PAZ EN MI CORAZÓN
(del dolor de la guerra)
Me desgarra
el horror de la guerra
con el gemido
de la muerte
de todos aquellos
que se preguntan
si la vida
algún día llegó
a mí
Estoy vivo
para morir,
estoy muerto
para vivir
Así vivo
así muero
con la paz en mi corazón
que triste llora
aquella canción
que no fue cantada
Al mirar la soberbia y ambición
de aquel engendro abominable
de miles de manos
que salen de todo su cuerpo,
me sonrojo
y me rasgo las vestiduras
y con la paz en mi corazón,
veo salir la esperanza
de aquel día
que se acerca cada vez más.
Con la paz en mi corazón
lloro feliz
por un instante
el tiempo eterno
que hoy está más próximo
a llegar
Es que aquel engendro abominable
agregó más manos a sus manos
para empezar a morir por sí mismo.
Fue su propia canción
Brauny Bogantes
HAY UN CANTO
(inspiración en la muerte y la vida)
Hay un canto del que canta
Hay una palabra del que escribe
Hay una sonrisa del que ríe
Hay una mirada del que ve
Hay un oír del que escucha
Hay un llanto del que llora
Hay un dolor del que vive
Hay una vida del que muere
Hay una muerte del que vive
Hay un pájaro que vuela en el viento para el que canta y vive
Brauny Bogantes
BIBLIOGRAFIA:
Barceló, Bartomeu. (2004). Crecer en grupo. Bilbao: Desclée de Browuer.
Bogantes, Brauny. (2002). De la Física cuántica y la Teoría de la relatividad al Enfoque
Centrado en la Persona y la Cooperación. Psicología Iberoamericana. Vol. 10, No. 4,
56- 60.
Brazier, David. (1997). Más allá de Carl Rogers. Bilbao: Desclèe de Brouwer
García-Monge, J.A. (1998). Treinta palabras para la madurez. Bilbao: Desclèe de Brouwer
Rogers, C. R. (1980). El poder de la persona. México: Manual Moderno
Rogers, C. R. (1987). El camino del ser. Barcelona: Kairós
Rogers, C. R., Stevens, B. y colaboradores (1975). Persona a persona. Buenos Aires.
Amorrourtu
Rogers, C. R. (1978). The formative tendency. Journal Humanistic Psychology, 18, 23-26.
Rud, Claudio. (2004). Entre metáforas y caos. Buenos Aires: Editorial Nueva Generación.
Wilber, Ken. (1988). La conciencia sin fronteras. México: Kairós.
Apresentado no XII Encuentro Latinoamericano del Enfoque Centrado em la Persona
17 a 23 de abril de 2005 – Balneário Sólis – Uruguai